
Marco teórico
El desarrollo de las relaciones interpersonales a medida del tiempo ha venido cambiando, tanto así que Lewin (1965) determinó que estas se establecen por “complejas asociaciones entre personas, situaciones y resultados y llegan a definir la conducta personal como una función de un proceso continuo de interacción multidireccional o de feedback entre el individuo y las situaciones en que él se encuentra”.
Todos estos cambios se dan en teorías basadas en las relaciones que se conjugan entre los seres humanos e intentan justificar como se dan estas relaciones, por lo cual se exponen dos fuertes teorías como la de George Herbert Mead (1934), con su propuesta de conductismo social y su conceptualización del "sí mismo", por un lado, con la cual intenta explicar cómo el ser humano parte de establecer las relaciones humanas con sus congéneres a partir de sí mismo y Erving Goffman (1959), con su modelo dramatúrgico para el análisis de la interacción, donde estudia más a fondo cómo estas relaciones se presentan y cuál es su dinámica.
Con base en esto se puede explicar cómo George Herbert Mead (1934) da gran importancia al concepto de “self, ("sí mismo") el cual se refiere a:
La capacidad de considerarse a uno mismo como objeto; el self tiene la peculiar capacidad de ser tanto sujeto como objeto, y presupone un proceso social: la comunicación entre los seres humanos. El mecanismo general para el desarrollo del self es la reflexión, o la capacidad de ponernos inconscientemente en el lugar de otros y de actuar como lo harían ellos. Es mediante la reflexión que el proceso social es interiorizado en la experiencia de los individuos implicados en él. Por tales medios, que permiten al individuo adoptar la actitud del otro hacia él, el individuo está conscientemente capacitado para adaptarse a ese proceso y para modificar la resultante de dicho proceso en cualquier acto social dado.
Con base en lo anterior, otro autor como Rosemberg (1965) intenta medir la aceptación de sí mismo a partir de una escala, la cual está formada por 10 ítems que se refieren al respeto y la aceptación de sí mismo, puntuados de acuerdo con una escala tipo Likert de 4 puntos desde (1) Totalmente en desacuerdo hasta (4) Totalmente de acuerdo. Los ítems 1, 3, 4, 7 y 10 están enunciados de forma positiva y los ítems 2, 5, 6, 8 y 9 negativamente. Este instrumento mide las variables de forma unidimensional, construido a partir de un pensamiento fenomenológico de la autoestima, que permite captar la apreciación global de los sujetos respecto a su propia valía mediante una escala constituida por diez ítems, cinco de orientación positiva y cinco de orientación negativa (León, Rodríguez, Ferrel & Ceballos, 2009, p.91).
Este tipo de medición se realiza con el fin de conocer la aceptación de “si mismo” de Mead (1934) ya que es un factor relevante cuando se establecen relaciones interpersonales, por lo cual se deben evaluar todos estos factores intervinientes en el proceso.
“Lo comunicativo es para todos una dimensión básica de la vida de las relaciones humanas y socioculturales”. (Alfaro, 1993)
Esto hace referencia a que la comunicación para el cambio social es participativa, surge de la sociedad y es la vía para tener buenas relaciones interpersonales.
Es tanta la importancia de la comunicación en el proceso de establecimiento de las relaciones interpersonales que Beltrán (1965) afirma que comparte:
El criterio de que el experto en comunicación debe, primordialmente, ser un científico social especializado en provocar cambios en el comportamiento de las personas. Sin desestimar la importancia de las artes que lo habilitan para preparar mensajes, para usar medios y para manejar aparatos, creo que estos factores complementarios a su responsabilidad primordial de saber cómo es la gente y cómo se la puede persuadir y conducir a pensar, sentir y actuar de una cierta manera (p.5).
Teniendo como base esto, se crean diferentes tipos de comunicación para lograr fortalecer las relaciones interpersonales generando un cambio social, por lo cual Durán (2012) establece que el componente de la comunicación busca profesar el derecho fundamental de la comunicación, tanto de individuos como de grupos, derechos asentados en la información, la expresión y a ser escuchado, derechos que básicamente el ser humano trae implícito desde que nace y se ha encargado de defender.
Asimismo Cornejo y tapia (2011) establecen que “La comunicación actual entre dos personas es el resultado de múltiples métodos de expresión desarrollados durante siglos. Los gestos, el desarrollo del lenguaje y la necesidad de realizar acciones conjuntas tienen un papel importante”, por lo cual se justifica la comunicación como parte del establecimiento de las relaciones interpersonales.
A partir de esto es bueno esclarecer conceptos básicos que fundamentan las relaciones interpersonales.
Inicialmente es vital determinar lo que son las relaciones humanas ya que estas se basan en el trato o la comunicación que se constituye entre dos o más personas; son muy importantes en las instituciones escolares, puesto que durante la actividad educativa se produce un proceso recíproco mediante el cual las personas que se ponen en contacto, valoran los comportamientos de los otros y se forman opiniones acerca de ellos, todo lo cual suscita sentimientos que influyen en el tipo de relaciones que se establecen. (Texeidó y Capell, 2002).
Para complementar se tendría que hablar del constructivismo, ya que se considera que las relaciones interpersonales se construyen a partir de las vivencias, así como lo afirma Karlin y Vianni (2001) “enfoca al aprendizaje como el resultado de construcciones mentales; esto es, que los seres humanos, aprenden construyendo nuevas ideas o conceptos, con base en conocimientos actuales y previos”.
Por otra parte se establece que el ambiente tecnológico y el modelo de Aprendizaje Basado en Proyectos constituyen un concepto unificador en los procesos educativos. Cada componente de éstos se puede analizar desde el punto de vista de la contribución que efectúa para que una persona o grupo de personas se desempeñen exitosamente (Galeana de la O, s.f.).
Por otra parte galeana de la O (s.f) define el trabajo colaborativo como:
Un proceso intencional de un grupo para alcanzar objetivos específicos. En el marco de una organización, el trabajo en grupo con soporte tecnológico se presenta como un conjunto de estrategias tendientes a maximizar los resultados y minimizar la pérdida de tiempo e información en beneficio de los objetivos organizacionales (p.2).
Así mismo Galeana de la O (s.f.) establece que el aprendizaje basado en problemas reales es un proceso de aprendizaje que vira en base al planteamiento de una situación problemática real y la elaboración de constructos.
Se deben considerar también los cuestionamientos de Bradburn (1969) sobre el afecto positivo y el afecto negativo los cuales describe como dos dimensiones unipolares independientes. Forjando así al afecto positivo como un constructo dimensional (no categorial) que contiene todos aquellos estados afectivos positivos como alegría, entusiasmo, y enamoramiento, los cuales son independientes del constructo afecto negativo que también es proyectado como dimensional e incluye los estados afectivos negativos tales como tristeza, ira, miedo, ansiedad, etc. Este tipo de sentimientos que tiene el ser humano son fundamentales para establecer relaciones interpersonales, al mismo tiempo hacen parte del proceso de todo momento.
Dentro de este contexto se puede explicar cómo también la interactividad hace parte del proceso de interrelaciones personales, ya que Alonso (2005) establece que esta se presenta “sujeto/sujeto e implica formas relacionales entre individuos a través de modos de comunicación interactivos: correo electrónico, chat, foros, grupos de noticias, grupos de discusión, etc”.